En Japón, la moda es una forma de expresión, que aunque a veces callada, tiende a conceptualizarse de maneras diversas al abrazar a la comunidad creativa y a sus nuevas ideas, lo que hace a este país sobresalir como una de las capitales de moda más exquisitas del mundo.
Existen cientos de personalidades y estilos que se pueden ver claramente a través de los continentes, pero al parecer en Japón no hay una división entre culturas: un remix de arquetipos donde llevan lo mejor de los países extranjeros y se diversifica lo más posible, haciéndolo propio y mezclando la moda tradicional con las nuevas tendencias. No se desechan los nuevos estilos ni se dan por sentado, al contrario, existe un lugar para cada individuo y su percepción de la moda en dónde se toma algo bueno y se hace aún mejor, se transforma en algo único.
Más no siempre ha sido así; los inicios de ésta revolución comenzaron en los años 80’s con la generación de diseñadores avant-garde como Rei Kuwakubo de Comme des Garçons e Issey Miyake, quiénes llamaron la atención alrededor del mundo con sus prendas abstractas y sus desfiles surreales presentados en París cuando Japón no contaba con fechas destinadas a la semana de la moda.
La diversidad con la que Japón alimenta a la industria es como ninguna otra, la moda oriental nos permite ver aspectos familiares del occidente pero con una visión nueva. Por ejemplo, sabemos que las capitales de la moda tienen una influencia internacional en cuanto a tendencias, diseñadores y producción comercial y a pesar de que Tokio, no estaba considerada como una de las cuatro grandes capitales de la moda –dónde figuran París, Nueva York, Londres y Milán.– ha tomado un lugar importante en los últimos años formando una sólida base detrás de dichas capitales y compitiendo con sus vecinos Seúl y Hong Kong.
¿Qué podemos aprender del país del sol naciente y de su escena? Los diseñadores emergentes, la originalidad y la conceptualización de un mundo sin barreras ha hecho que Japón vaya en asenso, siendo comparado con ciudades como París o Roma en cuánto a la calidad de la confección de prendas. Sin embargo y a pesar de dicha comparación, lo que diferencia a los japoneses de la precisión perfecta de los países europeos, es cómo asumen riesgos en sus prendas como los cortes asimétricos que utilizan o la mezcla de tejidos como el nylon y el estambre, que crean un sentir nuevo a nuestro tacto.
Algo que debemos hacer al hablar de Japón, es abrir nuestras mentes y ver más allá de nuestros propios ideales, explorar las subculturas que existen dentro del territorio y dejar atrás la noción preconcebida de lo que creemos es la moda japonesa que la mayoría de las veces se relaciona con el distrito de Harajuku, lugar en dónde han nacido subculturas importantes como el Lolita y el Gótico.
Hay un sinfín de estilos en Japón que se ha vuelto difícil tener un nombre propio para cada uno, no existen reglas al momento de vestir pero lo más importante es que, cuando se trata de moda, los japoneses se toman muy en serio su papel y lo hacen mejor que nadie.
Las fotografías que ilustran este post se han publicado originalmente en Vogue París y Tokyo Fashion.
Hiram Pinto.
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