Cerrando con todo lo que Fashion Week nos dejó el mes pasado les quiero compartir lo que se vive realmente como invitado a un evento de este tipo y lo que seguramente ustedes quieren saber al respecto.
Experiencias que no todos tienen la dicha de tener y mucho aprendizaje es como puedo describir mi primera experiencia en Fashion Week México.
Una carpa bien montada (conocida en NYFW como “fashion tent”), colaboración, esfuerzo y pasión por la moda fueron los elementos principales en esta semana. El primer día fuimos recibidos por Beatriz Calles, la directora del MBFWM justo antes de que dieran inicio los Puntos de Encuentro; siendo mi primera vez teniendo contacto directo con ella me sorprendió mucho su porte, elegancia, pero sobretodo la humildad y amabilidad que la caracterizan.
Los desfiles comenzaban y todo empezaba a tomar forma. Uno cada hora y mientras esperábamos el siguiente podíamos convivir en las mesas lounge que estaban montadas al centro de la primera carpa. Y por convivir me refiero a convivir con diseñadores, modelos, artistas, editores, bloggers, fotógrafos, fashionistas y más.
Estar rodeado de gente tan importante dentro de la industria y tener la oportunidad de hacer networking directamente con ellos no sólo te enseña a relacionarte sino que te abre muchísimas puertas (en varias partes del mundo, ¡no sólo en México!) Los contactos que tiene el Instituto son de primera calidad y por lo tanto siempre estuvimos muy bien atendidos y muy bien acompañados sobretodo.
La verdad es que tanto el ambiente como las instalaciones estuvieron perfectas. Simplemente con estar sentado viendo era inspirarte ya fuera por los outfits de los asistentes, la música o la plática que estabas entablando. Algo que no nos gusto mucho fue el hecho de tener que salir de la carpa y rodearla completamente para volver a entrar a cada desfile pero fuera de eso todo estuvo bien. La organización el primer día parecía que le faltaba mejorar pero fue algo que se corrigió y todo salió excelente.
Para mi fue una experiencia súper enriquecedora y le agradezco mucho a Burgo por la oportunidad que me dieron para vivirla.