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La moda entró en revolución

“La moda no es gratis, alguien en algún lugar está pagando el precio”

Lucy Siegle

En 2013, el edificio Rana Plaza, complejo fabril de Dhaka, Bangladesh, colapsó con más de 5,000 personas dentro. La mayoría de ellas, mujeres, quienes cosían para contratistas locales y abastecían a cerca de 30 marcas internacionales. Dicha catástrofe sacudió al mundo de la moda.

Como destaca Paola Escárcega, la tragedia, que sumó un saldo total de 1,134 personas muertas y más de 2,000 heridas, puso en evidencia las malas condiciones laborales del sector textil: bajos salarios, no garantía a derechos laborales, omisión privada y gubernamental para la operación de los talleres, entre otras.

Bangladesh es sede de numerosas fábricas de grandes firmas textiles de fast fashion como Inditex, H&M o C&A, que tienen más de 500 fábricas presentes en aquel país, considerado uno de los más pobres y explotados del mundo.

Así, el suceso no sólo hizo visible la realidad de la industria de la moda en 2014 sino que dio pauta a la visibilización del trabajo en otros países con explotación textil como Tailandia o Birmania.

La moda entró en revolución

“Si al ir a comprar una prenda tuviéramos un flashback del camino de la misma hasta llegar hasta nuestras manos, el 99,9% de las veces la dejaríamos en el perchero de nuevo. Nos han engañado diciéndonos que podemos comprar lo que queramos sin que ello cause impacto en las vidas de los seres humanos y no es cierto.”

Gema Gómez, CEO de Slow Fashion Spain

En este marco, nació el movimiento Fashion Revolution Day de la mano de Carry Somers, diseñadora británica y activista de la industria; considerado el más grande de todo el sector a nivel mundial, presente en más de 100 países.

Su finalidad es visibilizar las malas condiciones laborales a las que sus trabajadores y trabajadoras son sometidas con la única finalidad de reducir costos de producción.

¿Quién hace tu ropa?


En el 2014, este movimiento de democratización y ética de las prendas se dedicó a pedir a personas en la calle las etiquetas de su ropa, bajo la campaña digital #insideout, que pretendía visibilizar quiénes la hacen y bajo qué condiciones.

De acuerdo con cifras publicadas por Vogue, al menos 80% de la mano de obra en el mundo de la moda, corresponde a mujeres.

Dentro de la industria de la moda en México las marcas individuales y los colectivos de moda como Colectivo Creativo de Moda han tomado conciencia de esta importante situación, no sólo propiciando un entorno más ético de trabajo desde el concepto, hasta la manufactura, sino ampliando la perspectiva ambiental y de acceso a las prendas como te contamos en esta nota sobre materiales sustentables para la industria de la moda.

En el Istituto di moda Burgo México siempre estaremos comprometidos con una maquila responsable desde la elección de telas, hasta el trabajo de confección y costuras finas. La moda no es un mundo frívolo y estamos en el momento ideal para cambiar ese concepto.

Con información de Fashion Revolution y Vogue